lunes, agosto 17, 2009

Un cuento de Pipe!

(leer lento, con voz de cuento!)

Érase una vez un pequeño príncipe llamado Felipe Arturo, que vivía feliz en su casa junto a sus papás. Un día, llegó el tiempo de que comenzara a ir al Jardín, para aprender, crecer y jugar.
Entonces, su mamá fue a preguntar si lo podían recibir. La tía Carrrla le dijo: "Pero claro!, firme aquí y allá y verá lo fácil que todo será".

Felipe estaba ya listo para ir al Jardín y esperaba ansioso poder comenzar a aprender y a jugar con los niños. Mientras tanto, sus papás se preocupaban de alistar todo lo necesario para pronto poder empezar: papeles, algunas ropas, sacos y todo lo que un benjamín como él podía necesitar.

Un frío día de Agosto, Felipe Arturo se despertó muy temprano y fue a buscar refugio en la cama de sus papás. Mamá, que ya estaba despierta y muy activa, lo tomó en brazos y le cambió la ropa de noche por la de día. Lo acarició, lo besó y lo alimentó, como cada día. Papá, aún dormido, se levantaba lo más rápido que podía. Felipe, mamá y papá sabían que este era un día muy importante para todos.

Papá desocupó el carrueje y se lo dispuso al pequeño príncipe, que ya estaba envuelto en varias capas de cálidas telas. El pequeño príncipe calzó sus guantes y su sombrero y se dispuso a enfrentar este nuevo desafío, en esa fría mañana.

Mamá caminaba algo nerviosa hacia el Jardín. Papá trataba de recordar cada momento vivido y todas las alegrías que el pequeño príncipe hasta ahora les ha dado. Era inevitable recordar todo el tiempo que ha pasado, por lo que papá no encontró nada más apropiado que cantar aquella melodía de la caja con imágenes: "te quiero yo, y tú a mi, somos una familia feliz..."

Ahí estaba el Jardín. Con sus colores alegres y sus lúdicos espacios estaba listo para recibir a Felipe Arturo. El pequeño príncipe entró con confianza y se dispuso a conocer y saludar a las nuevas personas. Usó su primer truco, su frase "está grande..." que la dice a cada persona que no reconoce bien, precisamente para que esa persona se la diga a él!

El frío espantó a los niños, que llegaron más tarde que el pequeño príncipe. Después de jugar un rato, de haber comido de las galletas del astuto Renato y de haber cortejado a la morena Alé, apareció la tía Carrrla para inquietar a papá. "Estamos un poco preocupadas" le dijo. "Felipe Arturo no debería acostumbrarse con estos niños y debería acostumbrarse con este otro grupo". El desafío tenía que ser mayor, desde el primer día.

Entonces, la tía Carrrla decidió que desde mañana el pequeño príncipe asistiría al Jardín con un grupo de niños un poco mayores.

Decidido esto, era hora de ir a casa. La tarea del día estaba cumplida y el pequeño príncipe estaba un poco cansado, debido a lo tempranero de su amanecer y a la actividad con los otros niños. Felipe Arturo no aceptó volver en el carruaje y quiso solamente los brazos de papá.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado!

Hijo, con los ojos húmedos de emoción dispongo mi vida, mis brazos y todos mis esfuerzos para ti, para tu alegría diaria. Con tu beso de todos los días estoy pagado, para siempre!

Felicitaciones por tu primer día de tu vida de educación! Te amamos!

4 comentarios:

Victor dijo...

ufff. que emoción... a mí también se me llenaron los ojos de lagrimas... un beso grande pa los tres y estamos seguros que nuestro príncipe crecerá noble, valiente y fuerte. Besos pipe y éxito en este nuevo camino...

a y tendremos que buscarle un noble corccel....

Guillermo Leyton dijo...

rrrrrracias!

pilita dijo...

Felicitaciones para mi queridisimo Pipe!!!! Que grande está!!! y que emoción me dio leer tan lindo relato...muchos cariños para ustedes amigos, y na' poh, nuestros pequeños se estan conviertiendo en pequeños hombrecitos no??
los quiere mucho, Pily

AunNoTengoNick dijo...

que lindo cuento!
Un beso para el príncipe, y un abrazo para los papis!